13 de Septiembre de 2022
- Oración de mes de Septiembre
- Música: Enséñame a confiar, Andres Castellano
- San Juan Crisóstomo.
Lecturas del día
- I Corintios 12:12-14, 27-31
12Pues del mismo modo que el cuerpo es uno, aunque tiene muchos miembros, y todos los miembros del cuerpo, no obstante su pluralidad, no forman más que un solo cuerpo, así también Cristo.13Porque en un solo Espíritu hemos sido todos bautizados, para no formar más que un cuerpo, judíos y griegos, esclavos y libres. Y todos hemos bebido de un solo Espíritu.14Así también el cuerpo no se compone de un solo miembro, sino de muchos.27Ahora bien, vosotros sois el cuerpo de Cristo, y sus miembros cada uno por su parte.28Y así los puso Dios en la Iglesia, primeramente como apóstoles; en segundo lugar como profetas; en tercer lugar como maestros; luego, los milagros; luego, el don de las curaciones, de asistencia, de gobierno, diversidad de lenguas.29¿Acaso todos son apóstoles? O ¿todos profetas? ¿Todos maestros? ¿Todos con poder de milagros?30¿Todos con carisma de curaciones? ¿Hablan todos lenguas? ¿Interpretan todos?31¡Aspirad a los carismas superiores! Y aun os voy a mostrar un camino más excelente.
- Salmo 100:1-5
1Salmo. Para la acción de gracias. ¡Aclamad a Yahveh, toda la tierra,2servid a Yahveh con alegría, llegaos ante él entre gritos de júbilo!3Sabed que Yahveh es Dios, él nos ha hecho y suyos somos, su pueblo y el rebaño de su pasto.4¡Entrad en sus pórticos con acciones de gracias, con alabanzas en sus atrios, dadle gracias, bendecid su nombre!5Porque es bueno Yahveh, para siempre su amor, por todas las edades su lealtad.
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Evangelio según San Lucas 7, 11-17
Jesús se dirigió a una ciudad llamada Naím, acompañado de sus discípulos y de una gran multitud. Justamente cuando se acercaba a la puerta de la ciudad, llevaban a enterrar al hijo único de una mujer viuda, y mucha gente del lugar la acompañaba.
Al verla, el Señor se conmovió y le dijo: “No llores”. Después se acercó y tocó el féretro. Los que lo llevaban se detuvieron y Jesús dijo: “Joven, yo te lo ordeno, levántate”.
El muerto se incorporó y empezó a hablar. Y Jesús se lo entregó a su madre. Todos quedaron sobrecogidos de temor y alababan a Dios, diciendo: “Un gran profeta ha aparecido en medio de nosotros y Dios ha visitado a su Pueblo”. El rumor de lo que Jesús acababa de hacer se difundió por toda la Judea y en toda la región vecina.